La dinámica combinó reflexión estratégica con herramientas muy prácticas. Empezamos con los IPs (Investigadores Principales) para detectar vías de transferencia con potencial de impacto y priorizar aquellas donde el ajuste problema–solución y la madurez tecnológica eran más favorables. A partir de ahí, acompañamos a los investigadores en el aterrizaje de cada capacidad y caso de uso: qué resuelve, para quién, en qué sectores, con qué evidencias, requisitos de adopción, TRL y próximos hitos.
El proceso incluyó una breve formación en herramientas de mercado —mapa de actores, propuesta de valor, primeros casos de uso— para que cada ficha hablara un lenguaje compartido con la empresa. Esto permitió pasar de descripciones académicas a mensajes claros y accionables, manteniendo el rigor científico.
El resultado será un catálogo de capacidades tecnológicas estructurado y coherente, pensado para abrir conversación con empresas, administraciones y agentes de innovación: fichas comparables, criterios comunes de priorización y un mapa de aplicaciones que facilita detectar colaboraciones y proyectos. Además, cada grupo se llevó una lista de próximos pasos (validaciones, demostradores, contactos) para acelerar la transferencia.
Agradecemos al Comité de Innovación su implicación y acompañamiento durante todo el proceso, y al equipo investigador por su disponibilidad y apertura. Para nosotros, un privilegio ayudar a que la investigación encuentre caminos concretos hacia el mercado y genere impacto real.

