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Forjando la innovación: Explorando las diferencias entre las Startups Convencionales y las Startups Deeptech

En el vasto y diverso panorama del emprendimiento, dos categorías distintas de startups emergen como protagonistas principales: las startups convencionales y las startups deeptech. una dicotomía intrigante: las startups convencionales frente a las startups deeptech. Mientras que ambas comparten la pasión por la innovación y la ambición de cambiar el status quo, sus diferencias fundamentales radican en la profundidad de su enfoque tecnológico y el alcance de su impacto en la sociedad y la economía.

Las startups convencionales se caracterizan por su enfoque en mejoras graduales y optimización de procesos. Estas empresas se sumergen en el desarrollo de productos o servicios que satisfacen necesidades generalmente preexistentes en el mercado. A menudo, emplean tecnologías ya existentes, perfeccionándolas para brindar soluciones más efectivas o eficientes. En este terreno, el riesgo asociado a las startups convencionales tiende a ser moderado, con un horizonte de tiempo de desarrollo y comercialización que, por lo general, es más breve.

Por otro lado, las startups deeptech se aventuran en un reino de innovación más disruptivo. Basándose en avances e investigaciones científicas y tecnológicas vanguardistas, buscan abordar desafíos previamente no superados o no imaginados. Liderando la esencia de la innovación, estas startups a menudo se esfuerzan por transformar industrias completas y redefinir paradigmas arraigados. Aunque esta ambición tiene el potencial de generar impacto a gran escala, conlleva un riesgo más alto al aventurarse en terrenos en proceso de exploración, lo que se suele prolongar el proceso de desarrollo y requerir inversiones financieras sustanciales.

En términos de impacto, las startups convencionales pueden generar mejoras tangibles en nichos específicos del mercado y optimizar la eficiencia de procesos. Aunque significativas, estas mejoras tienden a no alterar drásticamente las respectivas industrias. En contraste, las startups deeptech se encuentran en la vanguardia de la revolución tecnológica y de salud, con el potencial de redefinir completamente cómo funcionan las industrias. Al desarrollar tecnologías que marcan un antes y un después, estas startups tienen el poder de dejar una huella duradera y a gran escala.

Aunque difieren en sus enfoques, ambas categorías son esenciales para el ecosistema empresarial. Las startups convencionales aportan refinamiento y mejora continua, mientras que las deeptech desafían los límites del conocimiento y la innovación. Cada una contribuye de manera única a la creación de valor, la evolución de las industrias y la construcción de un futuro innovador.

Las startups convencionales, en su búsqueda por la validación del mercado, a menudo se enfrentan al riesgo crucial de si los clientes abrazarán sus soluciones, de crear una propuesta de valor adaptada a sus necesidades. Por otro lado, las startups deeptech enfrentan no solo los riesgos de mercado, sino también los riesgos de invención. Para ellas, la doble validación de su modelo de negocio y la viabilidad de su tecnología es una tarea compleja que subraya la complejidad de su trayectoria.

En el universo de las startups deeptech, el concepto de Producto Mínimo Viable (MVP) toma una dimensión única. Los prototipos desarrollados por estas empresas no solo deben validar la demanda del mercado, sino también la viabilidad de su investigación. Este enfoque distintivo suele requerir de más tiempo y de una inversión mayor que la necesaria en la realización de prototipos de las startup convencionales.

En conclusión, la travesía de las startups deeptech, se debe considerar que enfrentan un "time to market" más largo y una inversión inicial más elevada en comparación con las startups convencionales.

Por este motivo es importante que cuenten con ecosistemas que puedan brindarles el apoyo necesario para acelerar su acceso al mercado y permitir que estas innovaciones transformadoras se conviertan en una realidad con un impacto duradero.