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Entrevista a Andrés-Leonardo Martínez-Ortiz

Andrés-Leonardo Martínez-Ortiz, PhD, es miembro del grupo de Ingeniería de Producción de Google en Zúrich (Suiza), trabajando con el equipo de Cloud AI, donde lidera programas de eficiencia, fiabilidad y convergencia de las tecnologías de inteligencia artificial y machine learning. También es miembro de IEEE, ACM, Linux Foundation y Computer Society.

¿Cómo nos ayudará la tecnología en 2024 a ser mejores gestores de nuestras empresas, de nuestras vidas y de nuestro planeta?

¿Qué queremos y qué podemos esperar de la tecnología en este año 2024? ¿Y en la próxima década? ¿Cuál será el para qué de la tecnología en la próxima década?
A diferencia de lo que ocurría hasta el siglo XIX, la tecnológica hace mucho tiempo que abandonó su motivación metafísica, y me atrevería a afirmar que actualmente sus expectativas son bastante más prosaicas, más terrenales. Esto es positivo.

Hoy en día, no solo la tecnología, sino también la ciencia, tienen un foco eminentemente pragmático. Esto es fruto de la democratización del desarrollo científico y tecnológico, que permite orientar estos procesos a mejorar la vida de las personas.

A lo largo de los próximos años se incrementará más si cabe este planteamiento utilitarista de la tecnología, derivado de la mayor participación de entidades privadas y países en desarrollo en la investigación e innovación científica y tecnológica. Esta situación introduce una necesidad hasta hace unos años irrelevante, pero que en la actualidad es importante: la evaluación del impacto de la tecnología y sus consecuencias éticas. Todo tipo de organizaciones incorporan ahora unidades que estudian las consecuencias de la tecnología y sus externalidades negativas, introduciendo medidas que mitigan, que suavizan estos efectos.

¿Qué tecnologías serán incuestionables en la próxima década?
En relación a la próxima década, existe un consenso generalizado sobre los procesos de aceleración y convergencia tecnológica: la producción científica y tecnológica se incrementa aceleradamente, y lo que es más importante, el desarrollo de nuevos productos y servicios se refuerza con la convergencia, la interdependencia de dominios, resultando en escenarios de innovación exponencial.

Algunos ejemplos recientes que ayudan a entender este fenómeno serían: (1) los avances en los sistemas de aprendizaje reforzado que hacen posible confinar el plasma en reactores de fusión, o (2) la computación cuántica que permite simular modelos climáticos, necesarios para evaluar el impacto de la ingeniería climática, imprescindible para combatir el cambio climático a corto plazo.

Por otro lado, y quizás en lo que puede ser una consecuencia imprevista de la situación anterior, en los próximos diez años vamos a observar un exceso de capacidad innovadora. La multiplicación de la producción científica y tecnológica y su licenciamiento bajo modelos abiertos van a posibilitar la innovación hasta extremos nunca vistos. Algunos ejemplos familiares son arXiv, repositorio abierto (pero no revisado por pares) de publicaciones científicas, o Github, el mayor repositorio online de software de fuentes abiertas.

Su aprovechamiento exige nuevos modelos híbridos de innovación (pública-privada, multi organización) requiriendo expertos en transferencia e innovación que aceleren consecuentemente la evaluación de ideas y desarrollo de producto. Sin duda es posible afirmar que vivimos una revolución del mundo de la innovación.

¿Qué tecnologías están ahora en observación en cuanto a su nivel de penetración en el mercado?
A corto plazo, la lista de tecnologías que van adquiriendo momentum es ciertamente extensa y sin duda continuaremos viendo como la AI generativa permite a usuarios y dispositivos interactuar en lenguaje natural. También este año, asistiremos a nuevos intentos de llevar la realidad aumentada a mercados de consumo, con nuevos dispositivos, y lo que considero más importante, contenido adaptado.

Dicho esto, personalmente resaltaría (1) la innovación en tecnologías de producción de chips y sus nuevas arquitecturas hardware que responden a los modelos computacionales requeridos para expandir la inteligencia artificial, (2) las mejoras mecánicas en el campo de la robótica que combinadas con el procesamiento neuro-simbólico dotan de un control de acciones impensable hace unos años; quizás uno de los ejemplos más impactantes son los robots humanoides que empiezan a producirse, (3) las soluciones hardware de encriptación homomórfica que abren todo un nuevo mundo de experiencia digital, garantizando la privacidad y seguridad de los usuarios, y (4) tecnologías como AlphaFold de síntesis de proteínas que crea un universo nuevo de aplicaciones en biotecnología y diseño de materiales.

Fuera de mi dominio de experiencia, encuentro fascinantes toda una serie de innovaciones (1) dentro del campo de la biotecnología, como la edición genética (CRISP), tecnología de células madre o los organoides (ingeniería de tejidos), o (2) en la ingeniería climática como podrían ser la mejora de los procesos de extracción de litio, necesario para la fabricación de baterías o la captura de CO2 en granjas de algas.

Finalmente y, qué duda cabe, requiriendo más años para su maduración, la ingeniería climática, junto con la nueva carrera espacial, la computación cuántica y los reactores de fusión, constituyen el futuro al que nos dirigimos tecnológicamente.

¿Qué supone la categoría Deep Tech dentro del concepto de tecnología?¿Qué parte de la tecnología será incremental y cuánta será radical o disruptiva?
En la actualidad, la ciencia y la tecnología son elementos estratégicos esenciales para el desarrollo económico y social. La cantidad y calidad de la producción científica y tecnológica, en muchas áreas accesibles bajo licenciamientos abiertos, permiten el acceso casi universal, democratizando su uso y permitiendo su aplicación en respuesta a necesidades más cercanas.

El término Deep Tech no hace más que resaltar esto, la tecnología de elevado impacto es ahora un instrumento, sin duda de difícil manejo, pero accesible a individuos, colectivos, empresas y gobiernos, para la creación de valor. La proliferación de iniciativas de desarrollo y explotación denominadas con el término Deep Tech no son más que el reflejo de la enorme oportunidad que representan.

Si bien la gran mayoría de las innovaciones son de carácter incremental, la abundancia descrita de producción científica y tecnológica Deep Tech resultará en un incremento del número de innovaciones disruptivas. Me gustaría resaltar que la clasificación como disruptiva o incremental es sin duda relativa: la telefonía móvil ha revolucionado el mundo occidental, pero su impacto en África ha permitido un salto abismal en apenas unos años. Capilaridad, a lo largo de la cadena de producción completa, distribución geográfica, con impacto creciente en África, América del Sur y Asia, y foco social hace que el término disruptivo adquiera una dimensión antes inimaginable.

¿Qué lugar crees que tiene que ocupar la tecnología dentro del propósito de las organizaciones?¿Nos ayuda la tecnología a ser mejores gestores de nuestras empresas, de nuestra sociedad y de nuestro planeta?¿Cuánto de importante es la tecnología para generar impacto (social, económico, medioambiental,...)?
Me atrevería a afirmar que la tecnología es un elemento triple I: inevitable, inexcusable e indispensable en el propósito de organizaciones e individuos. En particular, para las organizaciones su carácter inevitable obliga a su gestión, a su incorporación en la estrategia de las mismas, a la comprensión de su impacto en nuestras actividades y como definen la relación con los agentes del contexto de las organizaciones.

Resulta inexcusable, porque ni clientes, ni socios ni el resto de los agentes relacionados con la actividad de las organizaciones aceptarán un retroceso, un retraso debido a una inadecuada adopción tecnológica. Esto es sin duda un desafío, ya que es tremendamente complicado seguir el ritmo que actualmente impone la innovación de productos y servicios. El apoyo de profesionales especializados, integrados en procesos de maduración interna será la solución para el grueso de las organizaciones.

Por último, la tecnología es indispensable: me resulta imposible pensar en formas de proporcionar valor que no cuenten con el adecuado apoyo en la tecnología. La innovación social y tecnológica son elementos interdependientes y sin duda, el impacto económico, medioambiental y social requiere de ambos.
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